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Iván y Cristina tenían muy claro su proyecto. Un proyecto personalizado. Algo único que no podrían encontrar en tiendas habituales. Decorar su habitación con un cuadro de ramas blancas. Querían ocupar todo el cabecero de la cama, por tanto la obra tenía que ser grande. Muy grande.

Casi dos metros (1,96 m.)

Me enviaron fotografías del espacio donde querían ubicarla y comentamos el color del marco. Finalmente decidieron el blanco. Es un color que nunca falla.

Así que me puse con ello.

Seleccionar ramas por su personalidad, cortar, medir, descortezar… Además, el cuadro de ramas blancas es de los trabajos que mayor detalle y precisión requiere al ser una obra muy fina y delicada. Puedes ver el proceso detallado aquí.

Les fui enviando actualizaciones del progreso de la obra y su emoción iba en aumento. Es normal. Se trata de un cuadro decorativo para muchos, muchos años.

Me informaron cuando recibieron el paquete y lo colocaron al día siguiente.

 

¡Espectacular! Ha quedado guapísimo. Nos encanta.

 

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